Día de las Madres Parte 3. Mujeres que Cambiaron el Mundo
- Gustavo Vargas
- 8 jun
- 3 Min. de lectura
Ellas escribieron historia.
En las páginas eternas de la Palabra de Dios, las mujeres no son personajes secundarios. Son protagonistas de fe, agentes de cambio, y guardianas del plan divino. En este Día de las Madres, celebramos su legado—no solo por lo que hicieron, sino por lo que nos siguen enseñando.
1. Abigail: La Sabiduría que Desarma la Ira
En una tierra de orgullo y espada, Abigail resplandeció con sabiduría y diplomacia. Frente al peligro inminente que su esposo Nabal provocó, ella actuó con sensatez, llevando provisiones y palabras de paz a David (1 Samuel 25). Su humildad y discernimiento evitaron una tragedia. En ella vemos el modelo de la madre que calma tormentas familiares con oración, consejo y templanza.
“La mujer sabia edifica su casa…” (Proverbios 14:1).
2. La Sulamita: Belleza, Amor y Dignidad
Cantada en el más tierno de los poemas bíblicos (Cantar de los Cantares), la sulamita nos recuerda que el amor verdadero es apasionado, exclusivo y santo. Ella no solo embellece el relato de Salomón; nos recuerda que la mujer virtuosa es también amada y celebrada.
“Fuerte como la muerte es el amor… muchas aguas no podrán apagarlo” (Cantares 8:6-7).
3. Ester: El Valor Silencioso que Salva Naciones
Reina no por linaje, sino por propósito. Ester, joven judía en tierra extranjera, se levantó “para tiempo como este” (Ester 4:14). Su belleza exterior nunca opacó su fe interior. Habló con valentía cuando callar habría significado destrucción. Las madres de hoy siguen su ejemplo cuando interceden por sus familias, enfrentan sistemas injustos, y se aferran a Dios.
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón” (Salmo 31:24).
4. María, la Madre del Señor: Obediencia que Cambió la Eternidad
Una muchacha de Nazaret se convirtió en el vientre de la promesa. María no era perfecta, pero era dispuesta. Aceptó con humildad un llamado que la pondría en la historia como la madre del Salvador (Lucas 1:38). Su “sí” silencioso al ángel Gabriel es un eco de todas las madres que aceptan con fe los desafíos de la maternidad.
“Engrandece mi alma al Señor… porque ha mirado la bajeza de su sierva” (Lucas 1:46-48).
5. Marta: Servicio con Fe Viva
Marta fue más que una anfitriona diligente. Fue una mujer que creyó cuando todo parecía perdido. Su confesión de fe en medio del luto por su hermano Lázaro revela una verdad que consuela: las madres que oran y sirven, también creen y esperan en el poder de Cristo (Juan 11:27).
“Yo soy la resurrección y la vida…” (Juan 11:25).
6. María de Betania: Adoración sin Medida
Sentada a los pies del Maestro, ungió al Salvador con perfume costoso. María nos enseña que hay momentos donde detenerse y adorar vale más que hacer. A menudo las madres se entregan a mil tareas, pero Dios honra cuando lo colocan a Él primero.
“María ha escogido la mejor parte…” (Lucas 10:42).
7. María Magdalena: Redención que Persevera
Liberada de espíritus y del pasado, María Magdalena fue transformada por la gracia. Fue testigo fiel del Calvario, y primera testigo de la Resurrección (Juan 20:1-18). Su historia nos recuerda que no hay pasado que Dios no redima, ni mujer que Él no pueda usar.
“Ve y di a mis hermanos…” (Juan 20:17). Ella fue la primera evangelista de la resurrección.
8. Jezabel: El Contraejemplo del Orgullo y la Idolatría
No todas las figuras femeninas son ejemplos a seguir. Jezabel encarna la corrupción del poder sin temor de Dios. Su historia, trágica y oscura, es advertencia para rechazar la arrogancia, la manipulación y la idolatría (1 Reyes 21). Ella nos recuerda que la verdadera belleza no está en el maquillaje del rostro, sino en el temor del Señor.
“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Proverbios 31:30).
El Legado de las Mujeres Piadosas
Las mujeres de la Biblia son faros que iluminan el camino de la maternidad, la fe y el discipulado. Algunas fueron reinas, otras siervas; algunas vivieron en palacios, otras entre los humildes. Pero todas, en su momento, tuvieron un encuentro con el propósito eterno de Dios.
En este Día de las Madres, celebremos no solo a quienes nos dieron la vida, sino a quienes han vivido para entregarla, día tras día, por amor. Como lo hizo Ester al arriesgarse por su pueblo; como María al cantar entre lágrimas; como Marta al creer aún en el duelo; como tú, mamá, al amar sin condiciones.
Mujer de Dios, tu historia también está siendo escrita… en las páginas del cielo.
“Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada…” (Proverbios 31:28)
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