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Eternidad en tu corazón

¿La Salvación se Pierde o No? (Parte 2)

¿Puede un verdadero creyente perder su salvación? Esta es una de las preguntas más debatidas en la historia de la teología cristiana. Dos grandes escuelas de pensamiento —el arminianismo y el calvinismo— han ofrecido respuestas distintas, ambas fundamentadas en la Escritura, pero con énfasis muy diferentes. En este estudio, continuamos explorando esta importante cuestión, contrastando ambas perspectivas a la luz de la Palabra de Dios.



La Gracia es el Punto de Partida

Efesios 2:8–9 declara:

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”

Tanto arminianos como calvinistas afirman que la salvación es un regalo gratuito de Dios. Sin embargo, el desacuerdo surge en cómo se recibe y se conserva esa salvación:

  • El arminianismo ve la fe como una respuesta libre del ser humano a la gracia preveniente de Dios.

  • El calvinismo enseña que incluso la fe es un don soberano, impartido solo a los elegidos que han sido regenerados previamente.

Ambas posturas coinciden en que la salvación no se gana por obras, pero divergen en cuanto a si un creyente regenerado puede o no apartarse voluntariamente.


El Rol de la Perseverancia

En Mateo 10:22 y 24:13, Jesús afirma:

“Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo.”

Los arminianistas ven en estas palabras una condición continua: la perseverancia es necesaria para mantener la salvación. En cambio, los calvinistas las interpretan como una descripción del verdadero creyente, que perseverará como fruto de la regeneración.

De manera similar, Colosenses 1:23 dice:

“...si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe...”

Para el arminianismo, ese “si” es condicional. Para el calvinismo, es una marca de autenticidad espiritual. ¿Es una advertencia o una confirmación? Ambos lo aceptan como verdad bíblica, pero no lo entienden del mismo modo.


¿Qué pasa con los que se apartan?

Juan 15:6 advierte:

“El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará... y los echan en el fuego, y arden.”

Aquí aparece con fuerza el concepto de apostasía. El arminianismo sostiene que es posible que un creyente genuino rechace la fe, y por tanto, pierda la salvación. En Hebreos 6:4–6 se menciona a quienes “fueron iluminados” pero luego “cayeron”.

El calvinismo, por su parte, argumenta que quien se aparta nunca fue verdaderamente salvo. Citando 1 Juan 2:19: “Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros”.


La Obediencia no Salva, pero Evidencia

Hebreos 5:9 dice que Jesús vino a ser:

“autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.”

La obediencia aquí no es vista como una obra que gana la salvación, sino como el fruto natural de una fe viva. La controversia surge cuando uno pregunta: ¿Qué sucede si esa obediencia desaparece? ¿Indica pérdida de salvación o ausencia de regeneración inicial?


Seguridad en Dios o Responsabilidad Humana

Romanos 8:1 afirma:

“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús...”

Los calvinistas lo citan para reforzar la seguridad eterna: si estás en Cristo, no puedes condenarte. Los arminianos agregan: sí, pero “los que están en Cristo” son los que no andan conforme a la carne, lo que implica una vida activa en el Espíritu. La seguridad no es automática, sino relacional y condicional.

Judas 1:24 también es clave:

“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída...”

Calvinistas ven aquí la preservación divina. Arminianos ven la fidelidad de Dios si el creyente permanece.


¿Cuál es el balance bíblico?

La Biblia presenta advertencias reales sobre apartarse (Hebreos 6, Juan 15, Colosenses 1), pero también habla de la fidelidad eterna de Dios y su poder para guardar a los suyos (Judas 1:24, Romanos 8).

Por tanto, más que elegir un solo bando teológico, debemos abrazar el llamado a perseverar y al mismo tiempo confiar en la gracia de Dios que nos sostiene. No se trata de vivir con miedo, pero sí con reverencia, como dijo Pablo:

“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12)

Conclusión pastoral

¿Puede un cristiano perder su salvación? El arminiano dirá: sí, si se aparta de Cristo. El calvinista dirá: no, porque si se aparta, nunca fue salvo. Pero ambos coinciden en que la fe verdadera se manifiesta en una vida que persevera.

Como creyentes, debemos evitar dos extremos: la confianza negligente (“ya soy salvo, haga lo que haga”) y el temor enfermizo (“puedo perder mi salvación por cualquier tropiezo”). El Evangelio nos llama a una relación viva con Cristo, y esa relación produce fruto, fidelidad y confianza.

Rinde tu corazón, permanece en Él, y vive con gozo en la esperanza de la salvación que no depende de tu fuerza, sino de Su gracia… y permanece firme hasta el fin.

Amén.


 
 
 

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