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Eternidad en tu corazón

ELEGIDOS PARA UN TIEMPO COMO ESTE

_"Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es."_

– 1 Corintios 1:27-29


Dios tiene una forma misteriosa y maravillosa de desafiar las expectativas humanas. Él no busca lo que brilla más ante los ojos de la sociedad; Él busca lo dispuesto, lo humilde y lo entregado. En cada generación, Él ha levantado hombres y mujeres comunes para realizar lo extraordinario. Hoy, quiero invitarte a explorar tres historias –dos bíblicas y una personal– que nos enseñan que lo que el mundo menosprecia, Dios lo exalta.

El Libertador Zurdo: Ehud

En la época de los jueces, el pueblo de Israel clamaba por liberación tras años de opresión bajo el rey Eglón de Moab. La respuesta de Dios fue tan sorprendente como eficaz: Ehud, un hombre zurdo de la tribu de Benjamín, fue escogido para liderar esta misión.


Aquí hay una ironía hermosa que no podemos ignorar. Benjamín significa "hijo de la mano derecha," un título que en sí mismo simboliza justicia, fuerza y honor. Sin embargo, Ehud era zurdo, una característica que en la cultura antigua a menudo se asociaba con debilidad o incluso desventaja. Pero Dios, en Su creatividad infinita, tomó lo que parecía inferior y lo convirtió en una ventaja estratégica.


Ehud confeccionó una daga que ocultó en su muslo derecho, donde nadie la buscaría. Con esta arma en su mano izquierda, sorprendió al rey Eglón y liberó a Israel. Este acto de valentía demuestra que Dios no se limita a las expectativas humanas. En las manos de Dios, aquello que otros ven como defecto puede convertirse en la herramienta perfecta para la victoria.


¿Cuántas veces te has sentido como si no tuvieras lo que se necesita? Tal vez tu habilidad, personalidad o circunstancias te parecen inadecuadas. Pero recuerda: Dios no busca perfección; Él busca disposición.


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La Heroína Inesperada: Jael

La historia de Jael nos transporta a otro momento oscuro en la historia de Israel, cuando el ejército de Jabín oprimía al pueblo. Dios levantó a Débora como profetisa y jueza para dirigir a Barac en batalla. Pero Barac, inseguro, exigió que Débora lo acompañara, y ella profetizó que la gloria de la victoria sería dada a una mujer.


Esa mujer fue Jael, quien no era guerrera ni líder, sino una ama de casa. Cuando Sísara, el comandante enemigo, buscó refugio en su tienda, Jael actuó con astucia y valentía. Con herramientas simples –un martillo y una estaca de tienda– Jael eliminó a Sísara y aseguró la victoria para Israel.


La historia de Jael nos recuerda que Dios no se limita por roles sociales o normas culturales. Él llama y usa a quienes están dispuestos a decir "sí" cuando otros dudan. Cuando los que deberían liderar fallan, Él levanta a aquellos que confían en Su poder, incluso si parecen improbables para la tarea.


En tu vida, puede que sientas que no encajas en el molde que el mundo considera "capaz" o "adecuado." Pero en las manos de Dios, eres más que suficiente.


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Mi Propia Historia: Un Llamado Inesperado

Quiero compartir contigo una experiencia personal que encarna esta verdad. Tenía veinte años, era nuevo en una iglesia y apenas comenzaba a conocer mi lugar en el ministerio. Un día, sentí claramente que Dios me dijo que sería pastor en esa iglesia. En mi incredulidad, pensé: "Esto no puede ser." Decidí compartir este mensaje con mi hermano, quien no solo era incrédulo, sino que rápidamente desechó la idea: "Eso nunca sucederá."


A pesar de su respuesta, algo en mi corazón me decía que era Dios quien había hablado. Una semana después, el pastor de la iglesia anunció que Dios le había mostrado que yo sería el próximo pastor de jóvenes. Fue un momento de claridad: Dios no me había llamado para liderar la iglesia entera, sino para pastorear a la congregación de jóvenes.


Esa temporada fue una prueba y una bendición. Dios me guió en cada paso, usando mis aparentes limitaciones como un puente para conectar con los jóvenes. Aprendí que el llamado de Dios no depende de lo que los demás piensen o incluso de cómo nos vemos a nosotros mismos. Si Dios lo dice, Él lo hará.


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Una Declaración de Fe

Dios sigue llamando a lo vil, lo débil y lo menospreciado. Él sigue usando a personas comunes para cumplir propósitos eternos. Hoy, te invito a abrazar esa verdad con esta declaración:


**"Yo soy quien dice la Palabra que Yo Soy.

Yo tengo lo que dice la Palabra que yo tengo.

Yo puedo hacer lo que dice la Palabra que yo puedo hacer.

Soy más que vencedor en Cristo.

Mayor es Cristo que está en mí, que los problemas del mundo.

El Espíritu de Dios está sobre mí, y me ha ungido para predicar Su palabra, sanar enfermos y echar fuera demonios.

¡Satanás no va a ganar y yo no voy a perder!

En el nombre de Jesús, amén."**


Al igual que Ehud, Jael y muchos otros, Dios te llama. No te preocupes por lo que otros piensen ni por lo que tú creas que no tienes. Solo asegúrate de estar dispuesto. Porque cuando Dios te llama, Su poder se perfecciona en tu debilidad, y lo que parece imposible se convierte en un milagro.


Tú, querido lector, has sido elegido para un tiempo como este. ¿Estás listo para responder al llamado?

 
 
 

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