top of page

Eternidad en tu corazón

LA PROMOCION de Siervo a Amigo



1. EL MANDAMIENTO: "Que os améis los unos a los otros." (Juan 15:12)

Jesús nos manda a amarnos unos a otros. No es una sugerencia o una opción, sino un mandamiento, porque Él sabe que no es algo que nos sale naturalmente. Amarnos como Jesús nos ama requiere una decisión consciente, un acto de la voluntad. Es un amor que se demuestra en acciones, no en palabras vacías.


2. LA MEDIDA DEL AMOR: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos." (Juan 15:13)

Aquí Jesús lleva este mandamiento aún más lejos. No está hablando de un amor superficial o pasajero, sino de un amor que trasciende. Un amor que nos lleva a darlo todo, incluso nuestra vida, por aquellos a quienes llamamos amigos. ¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a hacer tal sacrificio? Este tipo de amor, el amor ágape, no tiene límites.

Y esto me recuerda una experiencia en mi juventud. Quise ofrecer mi amistad sincera a alguien, lo ayudé incluso cuando me costó personalmente, pero esta persona nunca lo apreció. Fue doloroso cuando me di cuenta de que todo lo que había hecho no fue correspondido, y al final, me lastimó profundamente. Esto me enseñó que el amor humano, muchas veces, no es correspondido como esperamos. Pero el amor de Jesús siempre es fiel, y Él nunca nos abandona ni nos decepciona.


3. EL PRECIO DE LA AMISTAD CON DIOS: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando." (Juan 15:14), "Y fue llamado amigo de Dios." (Santiago 2:23)

Jesús establece una condición clara: la amistad con Dios tiene un precio, y ese precio es la obediencia. "Si hacéis lo que yo os mando..." No es solo creer en Dios, es vivir conforme a Sus mandamientos. Es la fe que se traduce en obediencia.


En Santiago 2:23, leemos acerca de Abraham: "Y fue llamado amigo de Dios." Abraham fue promovido a amigo de Dios no solo porque creía en Él, sino porque obedeció a Dios incluso cuando no entendía todos los detalles del plan. Dios le pidió que sacrificara lo más preciado, su hijo Isaac, y Abraham estuvo dispuesto a obedecer porque confiaba plenamente en el propósito de Dios. Esa fe, esa obediencia, es lo que lo promovió de ser simplemente Abram a Abraham, el amigo de Dios.


4. LA PROMOCIÓN: "Ya no os llamaré siervos... pero os he llamado amigos." (Juan 15:15)

Aquí Jesús nos revela algo profundo. Nos promueve de siervos a amigos. Él dice que el siervo no sabe lo que hace su señor, pero el amigo tiene acceso a los planes y propósitos de su señor.


Ambos obedecen, pero el siervo obedece sin saber por qué, mientras que el amigo obedece porque confía en su Señor y ama su propósito. Así es como Jesús nos ve, no como siervos que obedecen por miedo, sino como amigos que obedecen por amor.


Esto me lleva a recordar a un amigo inesperado que apareció en mi vida cuando ya me había vuelto más cínico respecto a la amistad. Yo había tenido malas experiencias con amigos, y me costaba confiar. Pero este amigo me buscó y se mostró amigo de verdad. Se hizo presente en momentos cruciales y, sin yo esperarlo, nos convertimos en grandes amigos. Eso me hizo entender mejor lo que Jesús ofrece: una amistad genuina, que no busca recompensas, sino simplemente estar allí cuando más lo necesitamos. Así es la amistad con Jesús, Él siempre está a nuestro lado.


5. LA ELECCIÓN: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros..." (Juan 15:16)

Finalmente, Jesús deja claro que esta amistad no fue nuestra idea. No fuimos nosotros quienes lo buscamos, sino Él quien nos eligió primero. Nos eligió para un propósito: para que llevemos fruto, un fruto que permanezca. Y nos promete que, como Sus amigos, podemos pedir al Padre en Su nombre y recibir lo que pedimos.

Él nos eligió para:

  • Ir y llevar este mensaje de amor.

  • Fruto: extender Su reino.

  • Fruto que permanezca: no solo resultados temporales, sino vidas transformadas para siempre.

  • Pedir y recibir: hay una promesa en esta amistad, una efectividad en nuestras oraciones cuando caminamos en obediencia y amistad con Jesús.


6. CONCLUSIÓN: "Esto os mando: Que os améis unos a otros." (Juan 15:17)

Después de exponer todo lo anterior, Jesús termina reiterando el mismo mandamiento: amarnos unos a otros. Este es el corazón del mensaje. El amor sacrificial, la amistad sincera, la obediencia fiel, todo culmina en este mandamiento: amarnos unos a otros como Él nos ha amado.

 
 
 

Comments


bottom of page