top of page

Eternidad en tu corazón

Lo Primero es para Dios: Honrando al Dador de Todo

Desde los tiempos más antiguos, el concepto de dar lo mejor y lo primero a Dios ha sido una expresión de fe y gratitud. Las primicias, mencionadas en varios pasajes bíblicos, simbolizan algo mucho más profundo que un simple acto de entrega material; representan un corazón que reconoce a Dios como fuente de toda bendición y un compromiso con Su soberanía. En este artículo, exploraremos cómo este principio se refleja en la Biblia y cómo podemos aplicarlo en nuestras vidas hoy.





Las Primicias en el Antiguo Testamento

La ley mosaica establecía claramente la práctica de las primicias. En Éxodo 23:19 leemos: “Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios.” Este mandato no solo era un requisito religioso, sino también un acto profundo de fe. Al dar las primicias, los israelitas demostraban confianza en la provisión futura de Dios. Era su manera de decir: “Dios, todo lo que tengo viene de Ti, y confío en que continuarás proveyendo.”

Imagina a un agricultor llevando la primera gavilla de su cosecha al templo. Esa gavilla no representaba simplemente trabajo duro, sino también la esperanza de una cosecha abundante. Era un testimonio tangible de que su confianza no estaba en su habilidad, sino en el Dios que hace crecer las semillas.


Jesús: La Primicia de la Resurrección

El Nuevo Testamento nos lleva a una comprensión aún más profunda de las primicias. En 1 Corintios 15:20, Pablo escribe: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.” Aquí vemos que Jesús mismo es presentado como las primicias de una nueva creación. Su resurrección es la garantía de que nosotros también resucitaremos. Así como las primicias en el Antiguo Testamento eran un adelanto de la cosecha venidera, Jesús es el adelanto de la gloriosa transformación que Dios hará en nosotros.

Este concepto también nos llama a reflexionar: si Jesús entregó Su vida como primicia para nuestra salvación, ¿cómo no daríamos nosotros lo mejor de nuestras vidas a Él?


Aplicando las Primicias Hoy

Aunque ya no vivimos bajo la ley mosaica, el principio de las primicias sigue siendo relevante. En Proverbios 3:9-10 se nos exhorta: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.” Este pasaje nos recuerda que poner a Dios primero trae bendiciones a nuestras vidas. Pero, ¿qué significa esto en práctica?


1. Nuestras Primicias Espirituales

Dar nuestras primicias no se limita a los bienes materiales. Romanos 12:1 nos llama a ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. Esto incluye:

  • Nuestro tiempo: Dedicar los primeros momentos del día a orar y meditar en la Palabra.

  • Nuestros talentos: Usar nuestras habilidades para glorificar a Dios y bendecir a otros.

  • Nuestro corazón: Buscar a Dios primero en todas las decisiones que tomamos.


2. Generosidad en lo Material

La práctica de las primicias también se extiende a nuestras finanzas. Dar a Dios de lo primero y mejor de nuestros ingresos demuestra confianza en Su provisión. No es una transacción, sino un acto de adoración. Como Jesús dijo en Mateo 6:21: “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”


3. Nuestra Vida Entera

El principio de las primicias nos desafía a vivir de manera que Dios sea la prioridad en cada área de nuestras vidas. En Marcos 12:30 leemos: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas.” Cuando damos a Dios lo primero, todo lo demás encuentra su lugar.


El Poder Transformador de Poner a Dios Primero

Cuando damos nuestras primicias a Dios, algo cambia en nuestro interior. Nuestro corazón se llena de gratitud, nuestra fe se fortalece y nuestra perspectiva se alinea con la voluntad divina. La historia de la viuda de Sarepta en 1 Reyes 17:13-16 es un poderoso recordatorio de esto. Aunque solo tenía un puñado de harina y un poco de aceite, obedeció al profeta Elías y le dio primero a él. Como resultado, Dios proveyó milagrosamente para ella y su hijo.

Así también, cuando ponemos a Dios primero, Él se encarga del resto. No solo nos provee, sino que también nos llena de Su paz, gozo y dirección.


Una Invitación a la Confianza y Gratitud

Dar nuestras primicias a Dios es más que una tradición bíblica; es una declaración de fe y una oportunidad de experimentar Su fidelidad. Cuando reconocemos a Dios como la fuente de todo lo bueno, nuestro corazón se llena de gratitud y nuestra vida se alinea con Su propósito. ¿Estás listo para dar lo primero y lo mejor a Dios?

Empieza hoy. Da tus primicias: tu tiempo, tus talentos y tu corazón. Porque cuando ponemos a Dios primero, él nunca nos deja en segundo lugar.

 
 
 

Comments


bottom of page