top of page

Eternidad en tu corazón

PRIMER AMOR

Texto clave: "Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas." (Marcos 12:30)

La Biblia no nos deja espacio para amar a Dios de manera mediocre. Nos llama a un amor total, uno que involucra cada rincón de nuestra existencia. Amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas no es una simple sugerencia; es el mayor mandamiento. Pero ¿qué significa amar a Dios de esta manera? ¿Cómo se ve esto en la práctica?

Un Amor que Abarca Todo

Imagina una fuente de agua viva brotando desde lo más profundo de tu ser, refrescando cada área de tu vida. Amar a Dios con todo tu corazón (kardía) significa darle el centro de tus emociones, deseos y voluntad. Es rendirle cada alegría, cada tristeza, cada sueño. Como dice el salmista: "Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos." (Salmo 119:10).

Luego está nuestra alma (psychḗ), la esencia misma de quienes somos. Amar a Dios con nuestra alma significa que nuestras decisiones y acciones reflejan Su gloria. Es vivir con un propósito eterno, conscientes de que nuestras vidas no son nuestras, sino Suyas: "Porque en él vivimos, nos movemos y existimos." (Hechos 17:28).

Y ¡qué decir de la mente (diánoia)! Amar a Dios con nuestra mente es usar nuestro intelecto para conocerle más profundamente. No es un amor ciego, sino intencional y reflexivo. El apóstol Pablo nos recuerda: "Transformaos por la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, aceptable y perfecto." (Romanos 12:2).


Finalmente, nuestras fuerzas (ischýs), nuestra energía física, también deben estar al servicio de Dios. Esto implica que incluso nuestras labores cotidianas pueden ser actos de adoración si se hacen para glorificarlo: "Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres." (Colosenses 3:23).


Volviendo al Primer Amor


En Apocalipsis 2:4, Jesús reprocha a la iglesia de Éfeso por haber dejado su "primer amor." Este amor inicial, ferviente y prioritario, es el que debemos guardar con celo. Es el amor que nos llevó a las rodillas en gratitud, el amor que nos llenó de gozo indescriptible al conocer Su gracia.


¿Cómo podemos regresar a este primer amor? La clave está en recordar, arrepentirnos y hacer las primeras obras (Apocalipsis 2:5). Recordemos esos momentos en los que nuestra devoción era pura y renovemos nuestro compromiso de buscar a Dios con todo nuestro ser.


Un Amor que Responde


"Nosotros le amamos a él porque él nos amó primero." (1 Juan 4:19). El amor que Dios nos pide no es algo que debamos fabricar por nuestra cuenta. Es una respuesta natural al amor inmenso que Él ya nos ha dado. Como un río que fluye desde una fuente inagotable, nuestro amor por Dios fluye porque Su amor nos llenó primero.


Y este amor no se queda entre Dios y nosotros; también debe extenderse a los demás. "Si alguno dice: 'Yo amo a Dios,' pero odia a su hermano, es mentiroso." (1 Juan 4:20). Amar a Dios es amar a quienes él ama: a nuestro prójimo.


Reflexionando con Natán


En 2 Samuel 12:1-7, el profeta Natán confronta al rey David con una historia que revela su pecado oculto. David había perdido de vista la justicia y la integridad, dejando que su corazón se enfriara. Las palabras de Natán: "Tú eres ese hombre," fueron un llamado a la reflexión y al arrepentimiento.


A veces, nosotros también necesitamos que Dios nos confronte. ¿Estamos amándolo de manera total o hemos permitido que el cansancio, las distracciones o el pecado apaguen nuestro fervor?


Una Invitación a Amar


Jesús nos da una fórmula clara: "Amarás al Señor tu Dios..." y "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Marcos 12:30-31). No hay mandamientos más grandes que estos. Cuando vivimos en este amor, reflejamos el corazón de Dios al mundo.


Hoy, examina tu vida. ¿Estás amando a Dios con todo lo que eres? ¿Está ese amor transformando la manera en que tratas a los demás? Si no, no es demasiado tarde para volver a él. Haz una oración sincera:


"Señor, renueva mi corazón. Ayúdame a amarte con todo mi ser y a reflejar ese amor en cada relación. Quiero que seas mi primer amor, hoy y siempre. Amén."


Que este amor pleno y transformador te guíe a vivir una vida que glorifique a Dios y bendiga a los que te rodean.

 
 
 

Comments


bottom of page